Fragmentos de «El olvido que seremos»

«El olvido que seremos»

de Héctor Abad Faciolince

«Mi abuelo a veces comentaba sobre mí: <<A este niño le falta mano dura.>> Pero mi papá le respondía: <<Si le hace falta, para eso está la vida, que acaba dándonos a todos; para sufrir, la vida es más que suficiente, y yo no le voy a ayudar.>>»

«El sufrimiento yo no empecé a conocerlo en mí, ni en mi casa, sino en los demás, porque para mi papá era importante que sus hijos supiéramos que no todos eran felices y afortunados como nosotros, y le parecía necesario que viéramos desde niños el padecimiento, casi siempre por desgracias y enfermedades asociadas a la pobreza, de muchos colombianos.»

«Quizás el artículo más importante que se publicó en el U-235 fue uno que apareció en el primer número des periódico. Estaba firmado por el mayor, y quizás el único filósofo que ha tenido nuestra región, Fernando González. Mi papá contaba que desde muy joven había leído al pensador de Otraparte, y que escondía sus libros debajo del colchón de la cama pues una vez que mi abuela lo había visto leyéndolos se los había tirado a la basura.»

«Decía que la sola medicina de dar agua potable y leche limpia salvaba más vidas que la medicina curativa individual, que era la única que querían practicar la mayoría de los colegas, en parte para enriquecerse y en parte para aumentar su prestigio de magos de la tribu. decía que los quirófanos, las grandes cirugías, las técnicas de diagnóstico más sofisticadas (a las que solo tenían acceso unas pocas personas), los especialistas de cualquier índole o los mismos antibióticos -por maravillosos que fueran-, salvaban menos vidas que el agua limpia. Defendía la idea elemental-pero revolucionaria, ya que era a favor de todo el mundo y no de unos pocos-de que lo primero es el agua y no deberían gastarse recursos en otras cosas hasta que todos los pobladores tuvieran asegurado el acceso al agua potable. «La epidemiología ha salvado más vidas que todas las terapeúticas», escribió en su tesis de grado. Y muchos médicos lo detestaban por defender eso en contra de sus grandes proyectos de clínicas privadas, laboratorios, técnicas diagnósticas y estudios especializados. Era un odio profundo, y explicable tal vez, pues el gobierno siempre estaba dudando sobre cómo repartir los recursos, que eran poco, y si se hacían acueductos no se podían comprar aparatos sofisticados ni construir hospitales.»

«Yo recuerdo una noche en que, con mi mamá y mi papá, fuimos a la cárcel a llevarles unas cobijas a René y a Luis Alejandro, a quienes habían metido presos en La Ladera y se morían de frío en una escuálida celda, acusados de rebelión junto con otros curas del Grupo Golconda, que era un movimiento cercano al pensamiento de Camilo Torres, el cura guerrillero, y que tomaba en serio aquella recomendación del Concilio que aconsejaba la opción preferencia! por los pobres. Desde esos días yo comprendí que también dentro de la Iglesia se estaba librando una guerra sorda, y que si en mi casa y en mi cabeza había muchos partidos en pugna, afuera las cosas no eran muy distintas. Algunos de estos curas rebeldes de las comunidades de base, además de oponerse al capitalismo salvaje, estaban en contra del celibato sacerdotal, apoyaban el aborto y el condón, y más tarde estuvieron de acuerdo con la ordenación de las mujeres y el matrimonio homosexual.»

«Recuerdo al menos tres: El universo es un vasto océano, de Valentina Tereshkova, la primera astronauta mujer; otro de Yury Gagarin, donde el pionero del espacio decía que se había asomado al vacío sideral y allí tampoco había visto a Dios (lo cual para mi papá era una demostración boba y superficial, pues bien podía Dios ser invisible); y el más importante, que mi papá me leía explicándome cada párrafo. El origen de la vida, de Aleksandr Oparin, donde se relataba de otra manera la historia del Génesis, y sin intervención divina, de modo que yo pudiera resolver con explicaciones científicas las primeras preguntas sobre el Cosmos y los seres vivos, con un químico Caldo Primordial bombardeado por radiaciones estelares durante millones de años, hasta que al fin habían surgido por accidente o por necesidad los primeros aminoácidos y las primeras bacterias, en el lugar que antes había ocupado el poético Libro con los siete días de milagrosos relámpagos y repentinos descansos de un ser Todopoderoso que, misteriosamente, se cansaba como si fuera un labrador. Todavía conservo estos libros, firmados por mí en 1967, con esa incierta caligrafía de los niños que apenas están aprendiendo a escribir, y con la firma que usé durante toda la infancia: Héctor Abad»

«En últimas, en asuntos de religión, creer o no creer no es sólo una decisión racional. La fe o la falta de fe no dependen de nuestra voluntad, ni de ninguna misteriosa gracia recibida de lo alto, sino de un aprendizaje temprano, en uno u otro sentido, que es casi imposible de desaprender. Si en la infancia y primera juventud se nos inculcan creencias metafísicas o si por el contrario nos enseñan un punto de vista agnóstico, o ateo, llegados a la edad adulta será prácticamente imposible cambiar de posición. Los niños nacen con un programa innato que los lleva a creer, acríticamente, en lo que afirman con convicción sus mayores. Es conveniente que sea así pues qué tal que naciéramos escépticos y ensayáramos a cruzar la calle sin mirar, o a probar el filo de la navaja en la cara para ver si corta de verdad, o a internarnos en la selva sin compañía. Creer a ciegas lo que le dicen los padres es una cuestión de supervivencia, para cualquier niño, y en eso caben los asuntos de la vida práctica como también las creencias religiosas. No creen en fantasmas o en personas poseídas por el demonio quienes los han visto, sino aquellos a quienes se los hicieron sentir y ver (aunque no los vieran) desde niños. A veces unas pocas personas, ebrias de racionalidad, al crecer, recapacitan y por algunos años adoptan el punto de vista descreído, aunque hayan sido educados de un modo confesional, pero cualquier fragilidad de la vida, vejez o enfermedad, los vuelve tremendamente susceptibles a buscar el apoyo de la fe, encarnada en alguna potencia espiritual. Sólo quienes estén, desde muy temprano en la vida, expuestos a la semilla de la duda, podrán dudar de una u otra de sus creencias. Con una dificultad adicional para el punto de vista que desconoce la vida espiritual (en el sentido de seres y lugares que sobreviven después de la muerte o que son preexistentes a nuestra propia vida), que consiste en que probablemente, por una cierta agonía existencial del hombre, y por nuestra torturadora y tremenda conciencia de la muerte, el consuelo de otra vida y de tener un alma inmortal, capaz de llegar al Cielo o capaz de trasmigrar, será siempre más atractiva, y dará más cohesión social y sentimiento de hermandad entre personas lejanas, que la fría y desencantada visión en la que se excluye la existencia de lo sobrenatural. Los hombres sentimos una honda pasión natural que nos atrae hacia el misterio, y es una labor dura, y cotidiana, evitar esa trampa y esa tentación permanente de creer en una indemostrable dimensión metafísica, en el sentido de seres sin principio ni final, que son el origen de todo, y de impalpables sustancias espirituales o almas que sobreviven a la muerte física. Porque si el alma equivale a la mente, o a la inteligencia, es fácil de demostrar (basta un accidente cerebral, o los abismos oscuros del mal de Alzheimer) que el alma, como dijo un filósofo, no sólo no es inmortal, sino que es mucho más mortal que el cuerpo.»

«Le pareció grotesco cuando los marxistas quisieron convertir y convirtieron la vieja capilla de la ciudad universitaria en un laboratorio, y luego en un teatro, pues si bien la Universidad debía ser laica, había nacido religiosa, es más, había nacido en un convento, y por lo tanto respetar (en vista de que la mayor parte de los profesores y de los estudiantes eran creyentes) un sitio de culto, no era una claudicación de ese ideal laico, sino la confirmación de un credo liberal y tolerante que admitía toda manifestación intelectual de los hombres, sin excluir las religiosas, y poco tendría de malo que la universidad albergara también un templo budista, una sinagoga, una mezquita y una capilla de masones. Todo fundamentalismo era para él pernicioso, y no sólo el de los creyentes, sino también el de los no creyentes.»

Si quieres descargar el libro, pincha aquí.

 

 

 

Fragmentos de»El éxodo de los Gnomos I: Camioneros» de Terry Pratchett

 

Acerca de los gnomos y del tiempo

«Los gnomos son diminutos. Por norma general, las criaturas pequeas no viven mucho tiempo. Pero a cambio, tal vez, viven más deprisa.

Permitid que os lo explique.


Una de las criaturas de vida más efímera en nuestro planeta es la cachipolla adulta, una mosca que sólo dura un día. Los seres de existencia más larga son las secoyas, unos árboles emparentados con los pinos que tienen 4700 años y aún siguen creciendo.

Esto puede parecer una considerable desventaja para la cachipolla, pero lo importante no es cuánto dura una vida, sino cómo percibe uno el paso del tiempo. Puede que una cachipolla anciana se siente a lamentarse de que la vida en ese minuto ya no sea tan maravillosa como en los viejos tiempos de minutos atrás, cuando el mundo era joven y el sol parecía mucho más luminoso y las larvas le tenían a una un poco de respeto. Los árboles, en cambio, que no son famosos por la rapidez de sus reacciones, tal vez apenas lleguen a percibir cómo parpadean los cielos antes de que la podredumbre seca alcance su madera y las carcomas se instalen en ella.

Todo se rige por una especie de relatividad. Cuanto más deprisa vive uno, más se prolonga el tiempo. Para un gnomo, un año dura lo que una década para un humano. Recordadlo. Y no dejéis que ello os inquiete. A ellos no les importa. Ni siquiera se dan cuenta.»

Fragmentos de «El cazador de estrellas» de Ricardo Gómez

«Al tío tampoco le gustaban esas bromas, y se enfadaba con ese doble lenguaje. <<Un saharaui nunca miente>>, decía Abd’salam muy serio cuando regañaba a su sobrina. Y lo explicaba:<<La gente del desierto no puede mentir. Si a alguien se le dice que a dos días de camino hacia el oeste hay un oasis o una jaima, no se le puede engañar. De ello depende su vida.»

«Bachir, que era experto en conocer el mundo a través de los sonidos, también sabía que el silencio era una forma de comunicación.»

«Cerró el libro pensando que había una distancia enorme entre la libertad y la esclavitud.»

«-¿Y nunca ha sentido miedo?

-¡Muchas! Pero siempre antes de tomar decisiones. Cuando se toma la decisión, ya no hay que temer. Hay que seguir adelante, pase lo que pase. El miedo sirve para decidir; es un arma de los prudentes. Pero en la acción es un obstáculo para sobrevivir. ¿Entiendes?»

«-¡Yo de mayor también seré soldado para defender a nuestro país!

-Pero en nuestro pueblo no hay soldados. Nunca los ha habido. Un soldado es un hombre inútil; no crea nada, no produce nada, no transforma nada. Solo destruye.»

«-¿Qué son las estrellas?

-¿Quieres la leyenda o la verdad?

Bachir dudó ante esa oferta sorprendente y eligió la primera.

-Hace mucho tiempo, en nuestra tierra había unos gigantes, los Hylali Yin. Eran hombres sabios y valientes. En aquella época, la noche era oscura y no había luces que señalaran el camino. Entre todos, tomaron en sus manos las piedras de una montaña e hicieron una gran bola que lanzaron al cielo. Esa bola es la luna. Pero no contentos con sus movimientos caprichosos, subieron a la montaña más alta y con las puntas de sus lanzas hicieron agujeros en el cielo para guiar a los caminantes. Estos agujeros son las estrellas.»

«Sheliak y Sulafat»

«Muchas personas en el mundo están enfermas. Es el designio de Alá, cuya razón nunca podremos conocer. Las dolencias del cuerpo no son las peores. Hay que protegerse más de las enfermedades del alma, porque hacen sufrir a los demás. La envidia, el odio, la pereza o la codicia causan en el mundo más daño que la peor de las pestes. Puede que algún día te cures de todo. Pero también puede que no. Muchas personas aprenden a convivir con su enfermedad y son mejores y más sabias que otras con el cuerpo sano. Tú no puedes conocer tu destino, pero si puedes elegir cómo quieres ser.»

«Recordó las palabras de Jamida y consideró que quizá también los pueblos podrían sobrevivir con dignidad, a pesar de las guerras, la falta de lluvia o las privaciones. Las enfermedades de los pueblos eran como las enfermedades de los hombres»

«Ya luchamos, cada día que pasa. Sobrevivir es nuestra forma de lucha. Solo con eso le decimos al mundo que seguimos aquí. Que se está cometiendo una gran injusticia con el pueblo saharaui»

Fragmentos de «Una habitación con vistas», Edward Morgan Forster

«George y yo lo sabemos, pero ¿por qué esto le perturba? Sabemos que procedemos del viento y que a él volveremos, que la vida es un problema, una confusión, una imperfección de la eterna placidez. Pero ¿por qué esto debe hacernos desgraciados? Amémonos los unos a los otros, trabajemos y disfrutemos. No creo en este valle de lágrimas»

«Esto es lo que le interesa al hombre: jugar pasadas a la gente, como la forma más sublime de la vida que puede conseguir. Más tarde, los encuentro a los dos juntos y veo que la está protegiendo y adoctrinando y que su madre se molesta por ello, cuando era a usted a quien le tocaba demostrar si se sentía molesta o no. De nuevo esto es lo que interesa a Cecil, porque nunca permite que una mujer decida. Él es el tipo que retrasa Europa en cien años. A cada minuto de su vida la está formando a usted diciéndole lo que es encantador o divertido o propio de una dama; diciéndole lo que un hombre cree que es propio de una mujer, y usted escucha su voz, como hacen todas las mujeres, en vez de escuchar la suya propia.»

«En el fondo soy el mismo tipo de bestia. El deseo de gobernar a una mujer existe muy profundamente, y hombres y mujeres deben luchar juntos contra él antes de entrar en el paraíso. Pero de verdad te amo, seguramente de una manera mejor que la suya-y se quedó pensativo-. Sí, realmente de una manera mejor. Quiero que tengas tus propios pensamientos incluso cuando te estreche en mis brazos -y alargó sus brazos en su dirección-.»

«Le enseñé -gorjeó el anciano- a creer en el amor. Le dije: <<Cuando el amor llega, ésta es la realidad>> Le dije: <<La pasión no ciega, no. La pasión es cordura y la mujer que amas es la única persona que siempre comprenderás realmente.>>»

«Usted está sorprendida, pero lo que quiero es sorprenderla. A veces es la única esperanza y no puedo llegar hasta usted por otro camino. Debe casarse con él, o toda su vida será un desastre. Ha ido demasiado lejos para batirse ahora en retirada. No tengo tiempo para pararme en ser tierno y referirme a la camarería, a la poesía, a todas las cosas por las cuales usted debe casarse con él. Sé que las hallará en George y que usted le ama. Entonces, sea su esposa cuando ya es en realidad parte de usted. Aunque se escape a Grecia y nunca más vuelva a verlo, o se olvide incluso su nombre, George seguirá en su pensamiento hasta la muerte. No es posible amar e irte. Deseará que así sea. Puede transmutar el amor, ignorarlo, confundirlo, pero nunca podrá apartarlo completamente de sí misma. Sé por experiencia que los poetas tienen razón: el amor es eterno»

«Mujeres que corren con lobos» de Clarissa Pinkola Estés

«Si hay una sola fuerza que alimente la raíz del dolor, es el rehusarse a aprender más allá del momento presente»

mujer-salvaje-con-lobo

“Basta con permanecer inmóvil el tiempo suficiente como para que el espíritu nos encuentre”

mujeres-y-lobos

“Me gusta mucho más mi vida creativa que el hecho de participar en mi propia opresión”

mujer salvaje y lobo

«Muchas mujeres han vivido literalmente el cuento de Barba Azul. Se casan siendo aún ingenuas en cuanto a los depredadores, y eligen a alguien que resulta ser destructivo para sus vidas. Están decididas a «curarlo» con amor. De alguna manera están «jugando a la casita». Se podría decir que han pasado demasiado tiempo exclamando: «En realidad su barba no es tan azul.»

barba_azul

Inteligencia y felicidad

«Según el diccionario, la felicidad es el estado de alguien con suerte, de una persona sin problemas. Si la persona que no tiene problemas o que puede resolverlos siempre que surgen es una persona feliz, y si la inteligencia es la facultad de comprender o resolver problemas, se comprende que, cuanto más inteligentes nos volvamos, más fácilmente construiremos nuestra felicidad».
Por C. Antunes en «Estimular las inteligencias múltiples».

«El signo de los cuatro» de Sir Arthur Conan Doyle

Un poquito más de Sherlock Holmes no hace daño a nadie…

Fragmento 1

«Sherlock Holmes cogió su botella del ángulo de la repisa de la chimenea, y su jeringuilla hipodérmica de su fino estuche de tafilete. Insertó con sus dedos largos, blancos, nerviosos, la delicada aguja, y se remangó el puño izquierdo de su camisa. Sus ojos se posaron pensativos por breves momentos en el músculo del antebrazo y en la muñeca, cubiertos ambos de puntitos y cicatrices de las innumerables punciones. Por último, hundió en la carne la punta afilada, presionó hacia abajo el minúsculo émbolo y se dejó caer hacia atrás, hundiéndose en el sillón forrado de terciopelo y exhalando un largo suspiro de satisfacción.

Tres veces al día y durante muchos meses había yo presenciado esa operación; pero la costumbre no había llegado a conseguir que mi alma se aviniese a ello. Por el contrario, de día en día me iba irritando cada vez más el espectáculo, y todas las noches sentía indignarse mi conciencia al pensar que me había faltado valor para protestar. Una vez y otra había yo dejado constancia de mi promesa de que diría todo lo que pensaba acerca de ese asunto; pero las maneras frías y despreocupadas de mi compañero tenían un algo que lo hacían el último de los hombres con quienes uno siente deseos de tomarse nada que se parezca a una libertad… aquella tarde tuve la súbita sensación de que no podía aguantarme por más tiempo, y le pregunté:

-¿Qué ha sido hoy: morfina o cocaína?…

-Cocaína, en disolución al siete por ciento. ¿Le agradará a usted probarla?

-De ninguna manera -contesté con brusquedad-.»

Fragmento 2

«No puedo vivir sin hacer trabajar mi cerebro. ¿Qué otra cosa hay por la que merezca vivir? Mire por esa ventana. ¿Vio usted jamás un mundo tan triste, lamentable e improductivo? Vea cómo la niebla amarilla remolonea por la calle y se desliza por delante de las casas de color castaño grisáceo. ¿Puede existir nada tan irremediablemente prosaico y material? ¿De qué sirve a uno tener facultades, doctor, si carece de campo en que poder ejercitarlas? El crimen es una vulgaridad, la vida es una vulgaridad, y no hay en este mundo lugar sino para las dotes vulgares de la persona.»

Fragmento 3

«Sacó la lupa y una cinta métrica, se arrodilló, y de esta forma recorrió con precipitación el cuarto midiendo, comparando, examinando, con su larga y delgada nariz a pocas pulgadas del entarimado, y con sus ojos de abalorio, hundidos y brillantes como los de un pájaro. Sus movimientos, que se asemejaban a los de un sabueso amaestrado que buscara un rastro, eran tan rápidos, silenciosos y furtivos, que no pude menos de pensar en la clase de criminal temible que habría sido si hubiese aplicado su energía y su sagacidad a luchar contra la ley, en vez de hacerlo en defensa de la misma.»
Fragmento 4
» -Es capaz, en ocasiones, de descubrir algo -comentó Holmes, encogiéndose de hombres-; tiene de cuando en cuando algunos destellos de razón. Il n’y a pas des sots si incommodes que ceux qui ont de l’esprit. (los tontos más molestos son los ingeniosos»
Fragmento 5
«Wir sind gewohnt das die Menschen verhöhnen was sie nicht verstehen. (estamos acostumbrados a que los hombres se rían de lo que no entienden)»
Fragmento 6
«¡Qué pequeños nos sentimos, con nuestras minúsculas ambiciones y empeños, en presencia de las grandes fuerzas de la Naturaleza!»

«Estudio en escarlata» de Sir Arthur Conan Doyle

Continúo leyendo,

esta vez de la mano de Sherlock Holmes,

del cual quiero compartir con vosotros

los siguientes fragmentos.

Fragmento 1

«Tan notable como lo que sabía era lo que ignoraba. Sus conocimientos de literatura contemporánea, de filosofía y de política parecían ser casi nulos. En cierta ocasión que yo hice una cita de Tomás Carlyle, me preguntó con la mayor ingenuidad quién era éste, y qué había hecho. Sin embargo, mi sorpresa alcanzó el punto culminante al descubrir de manera casual que desconocía la teoría de Copérnico y la composición del sistema solar. Me resultó tan extraordinario el que en nuestro siglo XIX hubiese una persona civilizada que ignorase que la Tierra gira alrededor del sol, que me costó trabajo darlo por bueno.»

Fragmento 2

» -Estuvo espléndido -dijo al tomar asiento-. ¿Recuerda usted lo que afirma Darwin acerca de la música? Sostiene que la capacidad de producirla y de apreciarla existió en la raza humana mucho antes de que ésta alcanzase la facultad de palabra. Quizá sea ésta la razón de que influya en nosotros de una manera tan sutil. Existen en nuestras almas confusos recuerdos de aquellos siglos nebulosos en que el mundo se hallaba en su niñez.»

Fragmento 3

» -De cualquiera de estos pequeños mendigos se puede conseguir una suma de trabajo superior al que rinde una docena de hombres de las fuerzas de la Policía -hizo notar Holmes-. La sola presencia de una persona con aspecto de funcionarios basta para sellar la boca a cualquiera. Sin embargo, estos mozalbetes se meten por todas partes y lo escuchan todo. Además, son tan agudos como agujas; lo único que les hace falta es tener organización.»

Fragmento 4

» -No tiene importancia alguna lo que usted haga en este mundo -me respondió con amargura mi compañero-. La cuestión es qué puede usted hacer creer a los demás que ha realizado. No importa -prosiguió, después de una pausa, en tono más alegre-. Por nada del mundo habría yo querido perderme esta investigación. Es el caso mejor de todos los que recuerdo. Aunque sencillo, hubo en él varios detalles muy aleccionadores.»

Aceituna ya tengo nueva lectura.

He escogido esta vez, cambiando totalmente de continente, a Arthur Conan y su querido Sherlock, empezando por «Estudio en escarlata».

«Los premios» de Julio Cortazar

Tras una lectura intensa

          he decidido compartir con vosotros 

                      distintos y significativos fragmentos.

 

Fragmento 1

«Así un municipal concierto de buenas intenciones encaminadas a la beneficencia y quizá (sin saberlo con certeza) a una oscura ciencia en la que talla la suerte, el destino de tos agraciados, ha hecho posible este congreso en el London, este pequeño ejercito del que Persio sospecha las cabezas de fila, los furrieles, los transfugas y quizás los héroes, atisba las distancias de acuario a mirador, los hielos de tiempo que separan una mirada de varón de una sonrisa vestida de rouge, la incalculable lejanía de los destinos que de pronto se vuelven gavilla en una cita, la mezcla casi pavorosa de seres solos que se encuentran de pronto viniendo desde taxis y estaciones y amantes y bufetes, que son ya un solo cuerpo que aun no se reconoce, no sabe que es el extraño pretexto de una confusa saga que quizá en vano se cuente o no se cuente.»

Fragmento 2

 «Por que razón ha de ser así una tela de arana o un cuadro de Picasso, es decir, por que el cuadro no ha de explicar la tela y la arana no ha de fijar la razón del cuadro. Ser así, que quiere decir? De la mas pequeña partícula de tiza, lo que se vea en ella sera con arreglo a la nube que pasa por la ventana o la esperanza del contemplador. Las cosas pesan mas si se las mira, ocho y ocho son dieciséis y el que cuenta. Entonces ser así puede no ser así, puede apenas valer así o anunciar así o engañar así. En esa forma un conjunto de gentes que han de embarcarse no ofrece garantía ni de embarque en cuanto cabe suponer que las circunstancias pueden variar y no habrá embarque, o pueden no variar y habrá embarque, en cuyo caso la tela de arana o el cuadro de Picasso o el conjunto de gente embarcada cristalizaran y ya no podrá pensarse de esta ultima que es un conjunto de gentes que han de embarcarse. En todos los casos la tentativa tan retorica y tan triste de querer que algo por fin sea y se aquiete, vera correr por las mesas del London las gotas inapresables del mercurio, maravilla de infancia.»

Fragmento 3

«Pensó otra vez en su hermano Rodolfo, tan abogado él, tan doctor Cronin, tan corbata con pintas rojas. Infeliz, pobre infeliz que no sabrá nunca lo que es caer de veras, tirarse en la mitad de la vida como desde el trampolín más alto. El pobre con su horario de Tribunales, su jeta de hombre decente.»

Fragmento 4

«Una vez más -pensó-. Una vez más la tortura florida, la estatua perfecta de donde brota el balbuceo estúpido. Y escuchar, personando como un imbécil, hasta convencerse de que no es tan terrible, que todos los jóvenes son así, que no se pueden pedir milagros… Habría que ser el anti-Pigmalión, el petrificador. ¿Pero y después después?»

Fragmento 5

«- Acuérdese de la frase de un personaje de Malraux: la vida no vale nada, pero nada vale una vida.

– Me gustaría sabes cómo acaba ese personaje -dijo Paula.

– No me acuerdo -dijo-. Quizá con un tiro en la cabeza. Pero probablemente disparado por otro.»

Fragmento 6

«No lo crea tan joven -dijo Paula-. Por momentos se vuelve terriblemente viejo, porque sabe demasiadas cosas y está cansado de eso que su profesor Peralta llama la existencia. Otras veces es casi demasiado joven, y hace las tonterías más perfectas.

Fragmento 7

«Si, y armarse una tranquilidad precaria con materiales casi siempre prefabricados. El arte, por ejemplo, o los viajes… Lo bueno es que aun con eso puede alcanzarse una felicidad extraordinaria, una especie de falsa instalación definitiva en la existencia, que satisface y contenta a muchas gentes fuera de lo común. Pero yo… No se, es cosa de estos últimos años. Me siento menos contenta cuando estoy contenta, empieza a dolerme un poco la alegría, y Dios sabe si soy capaz de alegría.»

Fragmento 8

Lopez observó que tenía un cuaderno con tapas verdes. Sí, a veces tomaba notas o escribía alguna cosa. ¿Qué cosa? Bueno, algún poema.

– No lo confiese como si fuera un acto culpable -dijo López, impaciente-. ¿Qué pasa con los poetas argentinos que se andan escondiendo? Tengo dos amigos poetas, uno de ellos muy bueno, y los dos hacen como usted: un cuaderno en el bolsillo y un aire de personaje de Graham Greene acosado por Scotland Yard.

Fragmento 9

Cuando el grupo Presutti hizo su aparición entre resuelto y timorato, con muchos saludos a las diferentes mesas, miradas de reojo al espejo y agitados comentarios en voz baja por parte de doña Rosita y doña Pepa, a Paula le dieron ganas de reírse y miró a Raúl con cierta expresión que a él le recordó las noches en los foyers de los teatros porteños, o los salones de extramuros donde iban a divertirse malvadamente a costa de poetisas y señores bien.

Fragmento 10

Veía renacer en Nora la alegría y la confianza, el monstruo social le acariciaba con sus muchas lenguas, la arrancaba del diálogo, ese monólogo disfrazado, la sumía en un pequeño mundo cortés y trivial, chispeante de frases ingeniosas y risas no siempre explicables, el cabor del chartreuse y el perfume de Philip Morris. «Un verdadero tratamiento de belleza», pensó Raúl, admirando cómo los rasgos de Nora recobraban una animación qu los hermoseaba.

Fragmento 11

– Nos contagiaremos el tifus -dijo Nora.

– Oh, yo tengo Vick Vaporub -dijo Paula-.

Fragmento 12

– Dentro de tres días seré una diosa escandinava -dijo Paula-.

Fragmento 13

Aparte de que los androceos se han hecho quizá para que el hombre, en pleno alarde de virilidad, pueda ceder a un erotismo que el mismo considera femenino, quizá sin razón pero de hecho, y al que se negaría indignado en otra circunstancia. Las fricciones, los fomentos, los perfumes, los recortes minuciosamente ordenados, los espejos, el talco… Si usted enumera estas cosas fuera del contexto, ¿no son la mujer?

Fragmento 14

– Ping-pong -dijo Paula.

– ¿Ping-pong?

– Sí. Yo le pregunto cómo está, usted me contesta y luego me pregunta cómo estoy. Yo le contesto: Muy bien, Jamaica John, muy bien a pesar de todo. El ping-pong social, siempre deliciosamente idiota como los bises en los conciertos, las tarjetas de felicitación y unos tres millones de cosas más. La deliciosa vaselina que mantiene tan bien lubricadas las ruedas de las máquinas del mundo, como decía Spinoza.

Fragmento 15

Yo también me acuerdo de los discursos patrioteros de la escuela -dijo Raul-. Aprendí muy pronto a tenerles un asco minucioso. El lavado, la patria inmarcesible, los laureles eternos, la guardia muere pero no se rinde… No, ya me hice un lío, pero es lo mismo. Sera cierto que ese vocabulario sirve de riendas, de anteojeras? El hecho es que pasado cierto nivel mental, el ridículo del contraste entre esas palabras y quienes lo emplean acaba con cualquier ilusión.

Fragmento 16

Paula entendía que eso no era absolutamente exacto, y el dialogo adquirió un brillo técnico que exigía el discreto silencio admirativo de López. Oyéndolos se asomaba una vez mas a esa carencia que apenas podía nombrar si la llamaba incomunicación o simplemente individualidad. Separados como estaban por sus diferencias y sus vidas, Paula y Raul se entrecruzaban como una malla, se reconocían continuamente en las alusiones, los recuerdos de episodios vividos en común, mientras él estaba afuera, asistiendo tristemente -y a la vez se podía ser feliz, tan feliz mirando la nariz de Paula, oyendo la risa de Paula- a esa alianza sellada por un tiempo y un espacio que eran como cortarse un dedo y mezclar la sangre y ser uno solo para siempre jamas… 

Fragmento 17

– Te quiero -dijo Jamaica John para quien decir eso era una réplica concluyente-. Es maravilloso todo lo que te quiero, y que te lo esté diciendo aquí sin que nadie me oiga, de careta a careta, de pirata a vahiné.

El descubrimiento de este año… (solo para adictos a la lectura), gracias Javi.

Hay tantos como libros en la tierra…

Y mi adorado Sabines, como no…

Cuando los cronopios cantan…

Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.

Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.

Cuando te enamoras…

¿Qué hace un cronopio cuando se enamora?

Pierde la cabeza, eso es lo primero y prácticamente lo único que hace.  Se olvida de cambiar el reloj alcaucil, y ni siquiera recuerda cómo funciona. Definitivamente deja de dibujar en las pizarras de las tortugas, y comienza a dibujar en todas partes. ¿Qué hace un cronopio cuando se enamora? Pierde la cabeza, eso y se dedica a cortar margaritas.

Cuando a un cronopio le rompen el corazón, llora un poco, y luego un poco más.  Se sabe desdichado y húmedo. Pero mientras llora, piensa en que a todos alguna vez les rompen el corazón. En que enamorarse significa también llorar un poco. Y que a diferencia de los famas, el cronopio llora cuando tiene ganas, y como tiene ganas, llora un poco más.

¿Qué hace una fama cuando se enamora?

Lo anota minuciosamente en una libreta. Lo anota minuciosamente sin olvidar escribir la fecha y la hora en que se enamoro. Lo anota minuciosamente.

Compra rosas. Seis. Siempre seis. Y las regala.

Un fama jamás se enamora de un cronopio. Los famas solo se enamoran de famas.

Cuando a un fama le rompen el corazón, decide que el amor es cosa de cronopios. Corta minuciosamente la hoja de su libreta en la que había escrito “me enamore” y la envuelve de pies a cabeza en una sabana negra y la coloca parada en una pared  con un cartelito que dice <<cuando creí (erróneamente) que una fama podía enamorarse>>.

¿Qué hace un cronopio encubierto cuando se enamora?

Pierde un poco la cabeza, pero lo disimula. Lo anota en una libreta minuciosamente, luego olvida la libreta y lo anota en todas partes. No usa reloj, porque no lo entiende. Pero si usara y lo entendiera, olvidaría como usarlo. No corta margaritas pero se tienta. No compra rosas. Se las roba y las regala. No dibuja en tortugas, pinta al oleo y se llama así mismo: artista.

Un cronopio encubierto jamás se enamora de una fama. Los cronopios encubiertos solo se enamoran de cronopios. Los famas son tentaciones pasajeras.

Cuando a un cronopio encubierto le rompen el corazón, bebe whisky salado sentado en algún barcito donde nadie lo conozca. Fuma tabaco caro. Y decide que prefiere ser fama.

Extraido de http://alecdarks.wordpress.com

Tortugas y Cronopios.

   Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina. ”

Fama y eucalipto.

    Un fama anda por el bosque y aunque no necesita leña mira codiciosamente los árboles. Los árboles tienen un miedo terrible porque conocen las costumbres de los famas y temen lo peor. En medio de todos está un eucalipto hermoso, y el fama al verlo da un grito de alegría y baila tregua y baila catala en torno del perturbado eucalipto, diciendo así: -Hojas antisépticas, invierno con salud, gran higiene. Saca un hacha y golpea al eucalipto en el estómago, sin importársele nada. El eucalipto gime, herido de muerte, y los otros árboles oyen que dice entre suspiros: -Pensar que este imbécil no tenia más que comprarse unas pastillas Valda.

Anteriores Entradas antiguas

Mafalda:

"¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?

John Lenon:

"La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes"

Blog Stats

  • 162.604 hits
A %d blogueros les gusta esto: